Encinasola
Encinasola es lugar que merece una especial atención por los entrañables lazos
de sangre que le unen a Álora. Las primeras personas que repoblaron Álora,
procedían de este pueblo, permaneciendo algunas familias allí mientras que otras
se establecieron en Álora con sus respectivas descendencias. Estas últimas
siguieron manteniendo constantes relaciones afectivas, como lo prueban las
uniones matrimoniales que se celebraron un siglo después de la conquista, sin
ser una traba para ellos la distancia de un lugar a otro y las difíciles
comunicaciones existentes en aquella época.
Al igual que repoblaron Álora también erigieron la primitiva ermita de Flores y
una comitiva de ellos encabezados por el alcaide, son los que recogieron en
Sevilla en 1502 a la imagen de Maria Santísima de Flores de manos de Isabel la
Católica.
En 1922 al insigne investigador y abogado de Álora, D. Antonio Bootello Morales,
le llegó a las manos los Apuntes históricos de Encinasola que fueron publicados
en 1911 por el también abogado D. Vicente Moreno y Moreno, él enlaza con Álora,
y en ella con D. Antonio Bootello, empezando ambos a mantener una constante
correspondencia por carta.
D. Vicente Moreno como erudito de Encinasola, publica el 15 de marzo de 1923
que: son muy numerosos los que contribuyeron en la reconquista de Álora en 1484
junto a los Reyes Católicos, al igual que después la repoblaron. Los Reyes
ordenaron una Real Cédula el 15 de julio de 1486 en concesión por todos los
conquistadores, en la que se acordó titular con el nombre de Álora la calle
denominada Campo, evocando los estrechos lazos de unión entre ambas poblaciones.
Estos fueron los motivos que ocasionaron que el alcalde de Encinasola, el 23 de
marzo de 1923, enviara al de Álora un oficio en el que se pedía un acuerdo a fin
de perpetuar el recuerdo memorable de aquel venerable lugar. El desenlace de
esta alianza fue dar a la calle Rosales el nombre de Encinasola.
Después de este acuerdo han sido muchas las ocasiones en las que se han
celebrado hermanamientos entre la localidad onubense y la malagueña; bien fuera
en Encinasola, o bien se celebrara en Álora.
En octubre de 1964 fue organizada una expedición a Encinasola. Estaba
constituida por autoridades y particulares en un número de 100 personas. Las
atenciones de aquel pueblo con los Perotes fueron realmente ejemplares pues
llegaron asombrados de tanta hospitalidad y cordial acogida.
En noviembre de 1966 acudieron a Álora un centenar de ellos, previa invitación
por las autoridades. El recibimiento con el que contaron lo de Encinasola fue
apoteósico al volcarse el pueblo entero en las afueras en él sonaron acordes
musicales de bienvenida. Seguidamente organizaron el alojamiento en las
viviendas de los perotes. La Virgen de Flores actúa como eje polarizador de
ambos pueblos por la devoción que le procesan con la misma advocación: “FLORES”.